Cultura, nutrición y cuidado de los recursos naturales, la receta para una gastronomía sostenible
Olores que despiertan nuestros paladares, colores que decoran nuestros platos como majestuosas obras de arte o sabores que traen a la memoria una historia, son, entre muchas otros, elementos que se hacen presentes en la gastronomía; pero ¿qué más hay en este concepto y cómo se ha transformado?
“Somos lo que comemos” es la frase que a menudo escuchamos y que encierra un amplio significado, en el que la historia de un legado sobre alimentación y las nuevas tendencias saludables nos recuerdan cómo el alimento también ha transformado la vida.
Desde aquel momento en el que nuestros antepasados descubrieron la agricultura y el fuego y comenzaron a domesticar animales para el consumo, la alimentación ha tenido grandes modificaciones que tuvieron un principio fundamental para todos: saciar la necesidad biológica de comer.
Con el paso del tiempo y el descubrimiento de múltiples especies, la cocina evolucionó al incluir nuevos ingredientes y nuevas formas de conservar y preparar los alimentos, con combinaciones que fueron agregando mezclas para todos los gustos.
Estas preferencias, adaptadas a los recursos y tradiciones de cada lugar en el planeta, hacen parte de la historia y la cultura alimentaria que va acumulando aportes de generación en generación, el toque secreto o la sazón particular de quien cocina.
Así, la humanidad transitó a una visión del comer, pasando de acto físico de saciedad, a una necesidad para contar con una buena salud; sin embargo, dejando a un lado los recursos naturales.
Y es que el planeta reclama atención. Múltiples fenómenos climáticos como inundaciones, sequías y la variabilidad meteorológica, alteran los ciclos de producción agropecuaria, sector que genera al menos el 90 % de los alimentos que consumimos diariamente.
De otro lado, según el Informe Mundial del Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición (SOFI) 2023, se estima que, en 2021 el 31,3% de la población no lograba acceder a una dieta saludable (3,3 USD costo de la dieta saludable -dólares PPA por persona al día-).
Esto significa que cerca de 3 000 millones de personas en el mundo no pueden permitirse dietas saludables, lo que conlleva a varios índices de malnutrición, como el sobrepeso y la obesidad que van en aumento, y cerca de 783 millones de personas padecieron hambre en 2022.
Gastronomía sostenible, un aporte al desarrollo y la salud de todos
Con el objetivo de crear conciencia para adquirir nuevos hábitos alimentarios que contribuyan al bienestar de la población mundial y a la protección y preservación de los recursos naturales, el 21 de diciembre de 2016 la Asamblea de las Naciones Unidas declaró el 18 de junio como el día mundial de la gastronomía sostenible.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el término gastronomía sostenible se refiere a la cocina que tiene en cuenta de dónde provienen los ingredientes, cómo se cultivan y llegan los mercados a los mercados y, finalmente, a nuestros platos.
Este día, liderado por la FAO y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), reconoce la gastronomía como una expresión de diversidad e identidad naturales, dando total relevancia a los ingredientes y productos tanto de temporada como locales, y contribuyendo a la preservación de la vida silvestre y nuestras tradiciones culinarias.
Aspectos de alto interés y relevancia, si se tiene en cuenta que para el 2050 seremos más de 9 000 millones de personas en todo el mundo, “muchas bocas que alimentar”; y que para esto se necesitará del 48% de los recursos de la tierra y el 70% de los recursos de agua a nivel mundial, atribuibles a los sistemas agroalimentarios.
Es allí donde radica la importancia del consumo local de alimentos, con el que se contribuye a impulsar la economía de los territorios, se apoya a los productores, en su mayoría de pequeña escala, y se reduce la emisión de gases de efecto invernadero. Comprar productos locales contribuye a aumentar su demanda y esto ayuda a los agricultores a mantener sus medios de vida.
Esta estrecha relación entre alimentación, salud y sostenibilidad, que pocas veces vemos, está presente en cada una de las comidas que día a día tenemos, por lo que hacer una elección consciente de nuestros alimentos influye indudablemente en nuestra salud y también en la del planeta.
Haz tu contribución al planeta y la sostenibilidad alimentaria:
Prepara tus recetas con los alimentos que se producen en tu región y diversifica tu dieta; esto no solo contribuye con tu salud y la economía local (incluida la de tu hogar), sino que además ayuda en la preservación de la biodiversidad alimentaria.
Que nunca te falten las frutas y verduras; estas nos proporcionan vitaminas, minerales, fibra y azúcares naturales.
Aumenta el consumo de legumbres, cómelas al menos dos veces a la semana; estas contienen un elevado nivel de nutrientes y constituyen una excelente fuente de vitaminas y minerales.
Incluye los cereales en tu dieta, estos contienen carbohidratos, nuestra principal fuente de energía.
También los tubérculo y plátanos son una buena fuente de carbohidratos, pero dale balance al consumo con otros alimentos que te aportes este tipo de nutrientes.
Los productos lácteos también son necesarios, estos nos aportan calcio, proteínas y grasas.
Carne, pescado y huevos aportan a nuestros cuerpos hierro y proteínas.
Consume agua, además de mantener la hidratación, facilita la digestión mejorando la absorción de alimentos, y a la vez ayuda a tener una eliminación eficiente de los desechos a través del sistema urinario, protegiendo la función renal.
Reduce el consumo de sal, grasas y azúcar; el consumo excesivo de estas impacta negativamente tu salud y están asociadas al sobrepeso, la obesidad y enfermedades cardiacas, entre otras no transmisibles.
Lee las etiquetas nutricionales, estas te darán la guía para saber qué estás comiendo.
Evita los productos ultraprocesados, aquellos que han sido transformados añadiendo sal, grasas, azúcar y aditivos.