La 25ª edición de Salsa al Parque ha sido un verdadero hito en la celebración de la cultura musical de Colombia. Con más de 100 mil asistentes que llenaron el Parque Simón Bolívar, este evento no solo reafirma la pasión de los bogotanos por la salsa, sino que también destaca la capacidad de la ciudad para unir a personas de diversas generaciones en un espacio de convivencia pacífica y celebración artística.
Desde el momento en que se anunció la participación de 320 músicos y 181 bailarines, el festival prometía ser una experiencia memorable. La variedad de estilos de salsa, que abarcó desde la clásica hasta el salsa choke, fue un reflejo de la riqueza y diversidad del género. La inclusión de agrupaciones como la Orquesta Original de Manzanillo y Salserín, junto con el talento local de grupos como Azultrabuco y La Guabalosa, subraya el compromiso de los organizadores con la representación equitativa de la salsa colombiana y sus raíces.
El inicio del festival, con una rueda de casino guiada por Son Habana e Ile Danza, no solo preparó el terreno para una jornada de baile, sino que también invitó a los asistentes a participar activamente, transformando el parque en una auténtica pista de baile. Este enfoque inclusivo es un testimonio de la filosofía detrás del evento: que la salsa es una forma de vida, una manera de contar historias y de conectar con los demás.
La dirección de María Claudia Parias y el Instituto Distrital de las Artes (Idartes) merecen una mención especial. Su visión y trabajo incansable han hecho posible que Salsa al Parque no solo sea un festival de música, sino un espacio donde se fomenta el bienestar social y la creatividad. La integración de la Zona de Arte y Emprendimiento, que generó más de 32 millones de pesos para los emprendedores locales, muestra cómo los eventos culturales pueden contribuir a la economía local, promoviendo el talento y la innovación en Bogotá.
Los momentos culminantes del festival, como la presentación de Guayacán Orquesta y el homenaje de La 33 a la salsa del barrio, dejaron huellas imborrables en la memoria colectiva de los asistentes. Estos actos no solo fueron actuaciones musicales; fueron celebraciones de identidad, historia y cultura, elevando la salsa a un nivel de reconocimiento que trasciende el entretenimiento.
Salsa al Parque ha demostrado ser más que un evento anual; es un símbolo de unidad y diversidad cultural en Bogotá. La participación activa de la comunidad y la posibilidad de disfrutar de música de alta calidad de forma gratuita han convertido a este festival en un patrimonio cultural que todos los bogotanos pueden abrazar y celebrar.
Felicitamos a todos los involucrados: organizadores, artistas, Idartes y el Distrito, por hacer de esta edición un verdadero éxito. Que la música siga sonando y uniendo corazones en la capital colombiana, y que la salsa continúe siendo un vehículo de expresión y alegría para todos. ¡Hasta la próxima edición!
Por : Carlos Amaya