
Bogotá abrió el corazón a la Minga: una ciudad que escucha, acoge y respeta
Entre cantos, bastones de mando y pasos firmes, la Minga Indígena Nacional llegó a Bogotá. No fue una marcha cualquiera. Fue un mensaje vivo, ancestral, un eco de la tierra
Entre cantos, bastones de mando y pasos firmes, la Minga Indígena Nacional llegó a Bogotá. No fue una marcha cualquiera. Fue un mensaje vivo, ancestral, un eco de la tierra que encontró en esta ciudad no solo un destino, sino un espacio de escucha.
Durante una semana, Bogotá no fue solo la capital del país: fue casa, refugio y punto de encuentro para más de 20 mil indígenas que dejaron sus territorios con la esperanza de ser oídos y respetados. La Universidad Nacional abrió sus puertas, pero más importante aún, abrió su corazón. Las aulas se transformaron en albergues, los pasillos en corredores de diálogo, y los patios en lugares de encuentro entre saberes diversos.
Las instituciones del Distrito, lideradas por la Secretaría de Gobierno, estuvieron ahí. No desde el protocolo, sino desde el compromiso humano. Llevar agua no fue solo una tarea operativa, fue un acto de respeto. Garantizar salud no fue solo cumplir con una obligación, fue abrazar la vida de cada persona que llegó. La logística no fue solo gestión: fue empatía traducida en acción.
La Alcaldía de Carlos Fernando Galán entendió que este momento trascendía la política: se trataba de democracia en su forma más profunda. Porque la democracia también se ejerce cuando se escucha a quienes, históricamente, han sido silenciados.
Este encuentro no fue perfecto, como nada que involucre a tantos seres humanos lo es. Pero fue honesto. Fue solidario. Fue un recordatorio de que Bogotá puede ser mucho más que concreto, tráfico y oficinas: puede ser un lugar donde la diversidad florezca, donde la diferencia no se tolere, sino se celebre.
Hoy la Minga sigue su camino. Pero deja una semilla en esta ciudad: la de una Bogotá más consciente, más plural y más humana. Gracias a cada indígena por venir con dignidad. Gracias a cada funcionaria y funcionario que entendió que servir es, ante todo, cuidar.