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Colombia dio un paso clave hacia una política de evaluación y calidad educativa basada en evidencia
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Colombia dio un paso clave hacia una política de evaluación y calidad educativa basada en evidencia

Con la participación de Andreas Schleicher, Director de Educación y Competencia de la OCDE y creador del sistema internacional PISA, y más de 250 líderes empresariales, educativos y de política

  • Publishedagosto 28, 2025

Con la participación de Andreas Schleicher, Director de Educación y Competencia de la OCDE y creador del sistema internacional PISA, y más de 250 líderes empresariales, educativos y de política pública, se realizó hoy en Bogotá el evento “Mide, Aprende, Mejora: Medir lo que importa”, organizado por la Fundación Empresarios por la Educación (ExE). ¿Qué resultados arrojó?

El encuentro puso sobre la mesa una conversación estratégica sobre la importancia de la medición y la evaluación como herramientas para orientar las decisiones educativas del país. En esencia, el mensaje que se buscó transmitir es que los datos y la información son un insumo clave para ejecutar políticas de educación con evidencia.

“Este encuentro abre paso a un camino para que la educación de Colombia no pierda relevancia. Para que medir, aprender y mejorar se conviertan en las herramientas que transformen el sistema educativo, con las instituciones, los niños, las niñas y jóvenes siempre en el centro de todas las decisiones” afirmó Andrea Escobar Vilá – Directora Ejecutiva Fundación Empresarios por la Educación.

Medir lo que importa: una conversación de Andreas Schleicher, OCDE

Durante la conferencia central, Schleicher, autoridad en temas de educación a nivel internacional, enfatizó en varios puntos a tener en cuenta para transformar el sector. Entre ellas señaló que aunque la inversión es importante, no es suficiente para mejorar los sistemas educativos.

“Los últimos 20 años no han sido fáciles para la educación. Hay casos de sistemas existimos cómo Japón , Estonia y Singapur con grandes resultados y perspectivas al alza. Sin embargo, el poder adquisitivo no garantiza buenos sistemas educativos. Hoy Estados Unidos invierte 10 veces más por estudiante que países como Vietnam, pero este último tiene mejores resultados”, dijo el experto.

Por eso, también se debe entender cómo los avances tecnológicos han transformado la sociedad. Por ejemplo, entender el impactó de los dispositivos digitales en el aula y su impacto en la productividad del aprendizaje. Esto porque en países como Colombia, los estudiantes pasan más horas en el aula, pero tienen un nivel de aprendizaje menor en comparación a los demás países de la OCDE.

La mentalidad es otro factor importante. Según Schleicher, en países como Colombia la mayoría de jóvenes creen que aunque estudien, no tienen expectativas ni el panorama claro de mejora hacia el futuro. Por esto, en el contexto actual adquieren aún más importancia que desde los primeros años de educación se adquieran habilidades socioemocionales como la adopción de perspectiva, la curiosidad y la asertividad.

En su exposición, el experto dio detalles interesantes sobre el contexto en Colombia que son un diagnóstico de cómo se encuentra el sistema a nivel nacional. En el país las desigualdades no se encuentran entre instituciones, sino dentro de la misma institución. La variación de desempeño dentro de las escuelas es de 68%, mientras que en los demás países de la OCDE el promedio es de 32%.

En cuanto a escasez de docentes, según la exposición de Schleicher, Colombia se encuentra en una posición intermedia (aproximadamente 0,25%). Lo que refleja que aunque el sistema sí enfrenta retos de disponibilidad de docentes, en comparación a otros países no enfrenta niveles críticos de déficit. Y sobre los dispositivos digitales, en el país los estudiantes usan el celular aproximadamente por un acumulado de dos horas dentro del aula. Como un estimativo, usan cerca de media hora los celulares para aprender, mientras que el resto del tiempo lo usan con fines de ocio dentro de los salones.

Aprendiendo del mundo

La viceministra de Educación, subrayó la necesidad de que Colombia avance hacia una política pública de evaluación con visión de futuro, en la que los resultados de las mediciones se conviertan en insumos reales para transformar escuelas y cerrar brechas de inequidad.

“El Ministerio de Educación le ha apostado a la especialización de sus formadores.  Entendemos que la formación se ha consolidado en las ciudades y tenemos grandes brechas con lo rural. Logramos tenemos hoy 80.000 docentes que lograron ascender y que venian formandose en sus maestrias”, comentó la viceministra.

Y agregó que están teniendo un principal énfasis en la ruralidad dispersa, con comunidades vulnerables como pueblos afro e indígenas. “Lo que queremos es acompañar al territorio y a la formación docente. No ha sido fácil. Hablamos de 45.000 escuelas. La mayoría de esas . Queremos llegar a esos territorios a donde nunca antes habíamos llegado”. Un dato que dejó la funcionaria es que de los 84.000 establecimientos educativos, 1.400 instituciones de las ruralidades no llegan a grado once. Por su parte, Schleicher agregó que si bien el dinero no es suficiente, “sí hay una clara brecha y una clara correrelación entre la pobreza y la baja educación”.

¿Cómo Colombia puede usar mejor los datos?

Dentro del evento, se realizó un panel enfocado a cómo manejar los datos para diagnosticar con precisión la realidad del sistema educativo. Este panel contó con la participación de expertos como Cecilia María Vélez White, Exministra de Educación de Colombia; Elizabeth Blandón, Directora del ICFES; Francisco Cajiao, Consultor experto en educación y Fabio Segura, Co-CEO de la Fundación Jacobs quienes coincidieron en que Colombia debe fortalecer sus capacidades institucionales para que los datos sean usados de manera sistemática y transparente.

Inicialmente, Cajiao señaló que la educación no está siendo manejada de manera precisa. “La aplicación de recursos es fundamental. Hay que evaluar de qué manera se está llevando los recursos al territorio. El objetivo genérico de la evaluación es indagar cómo estamos y exactamente dónde tenemos las dificultades del aprendizaje”. Y añadió que las pruebas PISA, por ejemplo,  son una radiografia muy interesante del desarrollo futuro de un pais.

Por su parte, Segura enfatizó en que hay países que están gastando menos dinero en educación y están logrando mejores resultados. “Con menor financiación se pueden tener mejor resultados. La pregunta es entonces cómo podemos mezclar la innovación del sector privado y de la filantropía, y ponerla al servicio de las comunidades”, dijo. Y explicó que si se pusiera todo el dinero que hay en filantropía en la educación a financiar los sistemas educativos,solo duraría dos días. Por esto, hizo hincapié en que se trata de más que solo financiar proyectos. Se deben crear sistemas efectivos, escalables y basados en evidencia transferible.

Finalmente, la exministra de Educación, Cecilia María Vélez, afirmó que el país tiene que tener estas evaluaciones estandarizadas precisamente para determinar cuáles son las diferencias, identificar los rezagos que presentan los estudiantes. En el diálogo con líderes locales, se compartieron experiencias de cómo el uso de datos puede mejorar directamente la gestión en escuelas, secretarías de educación y proyectos sociales. Casos como el de [nombre rector/a] y el de la Secretaría de Educación de Ipiales mostraron que es posible convertir la evaluación en decisiones pedagógicas y administrativas efectivas.

Decisiones que inciden en el mejoramiento de las instituciones

Los participantes coincidieron en que el verdadero valor de los datos está en su capacidad de inspirar cambios concretos en las aulas, en las secretarías de educación y en los proyectos sociales.

Olga Natalí Chamorro, secretaria de Educación de Ipiales, resaltó cómo la información permite orientar recursos de manera más eficiente en contextos locales. “No es desde el escritorio sino desde el territorio. Hay una juntanza de institucionalidad y lo que hacemos es fortalecer cada una de las áreas . Antes ni siquiera teníamos la caracterización de nuestros estudiantes en situación de inclusión. Hoy Ha regresado la credibilidad de la institución, aunque muchos de los docentes aún son reacios a cambiar la forma”.

Por otro lado, Pablo Jaramillo, gerente de la Fundación Luker, subrayó que “la evaluación es un acto valiente. Pero para que realmente sea bienvenida la evaluación, hay que entregar los resultados a los docentes lo más pronto posible, para que ellos puedan identificar de manera precisa aquellos estudiantes con rezagos en el aprendizaje. Así, la evaluación adquiere un tono positivo, el de ayudar a mejorar la educación”.

Conclusiones: una ruta país hacia la calidad educativa

El evento dejó varias conclusiones clave:

  • Colombia debe superar el hecho de que solo 3 de cada 10 iniciativas educativas se evalúan.
  • Evaluar no es un trámite administrativo ni un castigo, sino una palanca de cambio real para mejorar aprendizajes.
  • Los datos son esenciales no solo para la política pública, sino también para orientar las decisiones empresariales con impacto colectivo.
  • Medir lo que importa implica ampliar el foco de la evaluación: no solo resultados académicos, sino también competencias socioemocionales, pensamiento crítico y habilidades para la vida.
  • Una política nacional de evaluación debe articular visión política, formación docente, transparencia en el uso de resultados y cultura institucional orientada al aprendizaje.

“En el espejo está nuestro reflejo, pero a nuestro lado hay personas unidas por el propósito de que Colombia tenga una educación de calidad. La invitación es a preguntarnos cada día si lo estamos logrando, porque solo cuando los datos y la información se convierten en evidencia podemos transformar la educación”, finalizó la Escobar Vilá, directora de la Fundación de Empresarios por la Educación.

Un punto de partida

Con “Mide, Aprende, Mejora”, Colombia abre un nuevo capítulo en la discusión sobre calidad educativa. El evento marcó el inicio de una ruta país que buscará consolidar una política de evaluación justa, transparente y efectiva, capaz de responder a los desafíos del siglo XXI.

Written By
Carlos Amaya